Biblioteca Nacional y Archivo General, Caracas, P-350

Afortunadamente el tiempo paso y mientras se fue moldeando la ubicación para la Nueva Biblioteca Nacional y el Archivo General de la Nación, otras alternativas viales fueron aparecieron sin afectar al entorno del viejo Panteón.
Tuve la oportunidad de plantear una gran isla peatonal en la cual se planteaba una notable función de Foro Cultural, para Caracas servida por un aro vehicular. Se le presenté al presidente Carlos Andrés Pérez  y basándome en que en diez años estaríamos celebrando los 200 años del nacimiento del Libertador la lo aceptó, solo que propuso que se llamara el  Foro Libertador. (ver Tesis TJS T08). Escrito por Tomás José Sanabria el 10 agosto 1973.

«El Foro Libertador culmina el ciclo de una de las investigaciones urbanísticas más severas y apasionantes de la arquitectura venezolana y continental de las últimas décadas. Docenas de libros de anotaciones y cuadernos de viajes, miles de fotografías, estudios formales, aproximaciones funcionales, apuntes climáticos y cientos de dibujos, atesoran el acercamiento urbanístico al corazón de la ciudad. Tomás José Sanabria se convierte en el primer arquitecto caraqueño cuya vida se ha dedicado al proceso inventivo y al papel predominantemente escénico que resguarda nuestra querida ciudad.
Al margen de las facultades de arquitectura, con mayor profundidad que los institutos de urbanismo, y más allá de los centros ministeriales y la opinión pública, su consecuente aproximación a lo largo de las cuatro últimas décadas constituye una oferta a Caracas con el ambicioso desafío que busca perpetuar el espacio de una ciudad deseada para los próximos siglos. El Foro Libertador es una propuesta independiente de las insólitas e inconsecuentes políticas de gestión urbana, avanzadas específicamente por el Ministerio de Desarrollo Urbano y el Centro Simón Bolívar durante los últimos 25 años. Es una propuesta personal, una empresa heroica más allá del tiempo (signo de la construcción de la ciudad) asumida solitariamente por Sanabria y que ha permitido a Caracas el rostro más sereno y apacible de la ciudad de hoy.

El cierre de la Plaza Bolívar, la recuperación peatonal del cuadrilátero histórico, el estudio paisajístico de los recorridos, los planteamientos para la rehabilitación del centro a través de los concursos del Concejo Municipal y la Sede de la Cancillería, la Plaza de San Jacinto y la Plaza Andrés Eloy Blanco, son apenas los síntomas de una obstinada pasión caraqueña que se materializa arquitectónicamente en ese monumento de la modernidad presente en el Banco Central de Venezuela, y hoy específicamente, es una acción que recupera para la Caracas de siempre un kilometro de perspectiva urbana. Un kilometro que ofrece la posibilidad de amarrar el norte, antiguamente confinado y deprimido, al casco urbano. Un campo de acciones que emblematizan los ritos cívicos y conmemorativos dirigidos por el Panteón Nacional para una sociedad ansiosa de reconocerse a sí misma. Todo ello enmarcado en un espléndido escenario paisajístico que nace en la festiva y caribeña Plaza Bolívar, continua a lo largo del eje peatonal flanqueado entre edificaciones de dudosa valoración, y culmina en el acento teatralizado y ceremonial que gravita alrededor de la composición axial y el juego volumétrico impuesto por el Panteón Nacional con las proverbiales vistas de la montaña como telón de fondo.»
(texto de William Niño, tomado del libro de la GAN. Tomás José Sanabria, aproximación a su obra, 1995).

Vemos claramente que el asta de nuestro pabellón evidencia que el eje del PN tiene un rumbo diferente al que señalan los postes ordenados desde la presidencia y si a eso le agregamos el egoísmo de los terratenientes, fácilmente llegaremos a la conclusión de buscar otra forma de plantear un ordenamiento urbano. Por ello resolví plantear árboles teniendo en cuenta que los improvisados postes serian eliminados con el tiempo, sembrar árboles para que con el tiempo crearan  un nuevo ambiente, una alternativa distinta al eje propuesto. Texto de Sanabria, 22 junio 1984.